Soneto dedicado al Cristo de las Almas, escrito por Rafael Domínguez Villa.
Cristo de las Almas, clavel marchito
que del leño seco de la cruz brota,
riega tu dulce sangre mi alma rota,
derramando un consuelo de infinito.
Declara tu dolor, mi Dios bendito,
que eres fuente de amor que no se agota,
esperanza de triunfo en la derrota,
lugar donde se cumple lo ya escrito.
La verdad de tu palabra no mentía,
al mirarte Señor encuentro raro
que tus penas proclamen mi alegría.
Si la muerte ha de venir un día claro
a besarme la frente blanca y fría
hallaré tras de ti Gracia y Amparo.
2 comentarios:
Que bonito dejarnos envolver por la melancolía cofrade...
¡Un saludaso!
Ni que lo digas Moe, a to esto queda muy poco para que la Esperanza de la calle Pureza vuelva a Sevilla.
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