Resulta asombrosa la capacidad de adaptación, o de resignación según se mire, de las cofradías para soportar situaciones derivadas de los planes de seguridad diseñados para Semana Santa.
En esta entrada no pretendo desmerecer el trabajo de la policia local, ni de la nacional, dejando constancia que los culpables de algunas de las medidas que se toman en las calles por donde pasan las cofradias somos nosotros mismos.
Dicho esto, ya es habitual que en algunas calles el despliegue en algunas calles al paso de las cofradias sea más parecido al de una manifestación de alto riesgo, que otra cosa. Mal que nos pese tendremos que acostumbrarnos.
Y a quien corresponda, haber si algun dia aprendemos y tienen a desaparecer esas masas cangrejeras, que mas que a ver pasos parecen repartidores de empujones.
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