Soneto de Rafael Dominguez Villa
Miércoles Santo
Toda la noche ángeles pintores
repintaron el cielo con esmero,
más puro, más azul. Al barrio entero
lo vistieron de luz y de colores.
Regaron la memoria de las flores,
abrieron un capote de torero,
dibujaron el sol casi artillero
y trajeron del tiempo otros olores.
Así por la mañana me despierto
un miércoles que vuelve del pasado,
un día de Abril de un año incierto.
Mi barrio una vez más resucitado
le pide la Salud a un Cristo muerto
y Refugio a su Madre del pecado.
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